No hay nada más molesto que ese pequeño problema que surge en tu rostro de manera inesperada. Antes de desanimarte y tratar de eliminarlo, prueba ocultarlo con algunos secretos de maquillaje.
Cada vez que vayas a maquillarte, es imprescindible limpiar apropiadamente tu cutis. Resulta fundamental eliminar las impurezas y el exceso de grasa de la piel antes de empezar a utilizar los productos de belleza.
Limpia tu rostro con un limpiador facial adecuado para tu tipo de piel y luego, con un hisopo de algodón, aplica el tónico facial. Aparte de prevenir la aparición de otros puntos negros y espinillas, disminuye la grasitud de la piel y ayuda a que el maquillaje perdure por más tiempo.
Después de la limpieza, es hora de uniformar la tez. El truco para disimular las imperfecciones con maquillaje radica en preparar correctamente tu piel. Utiliza el primer o prebase, como también se conoce. Este producto contribuye a reducir la visibilidad de los poros, dejando la piel tersa y con un efecto aterciopelado. A continuación, aplica la base de maquillaje que coincida con el tono de tu piel y extiéndela por todo el rostro con la ayuda de una brocha.
El corrector es un aliado invaluable para cualquiera que busque esconder las imperfecciones con maquillaje. Además de camuflar los granitos, minimiza otras irregularidades y ojeras. Utiliza tus dedos o una brocha para aplicar el corrector directamente sobre las imperfecciones y difumina adecuadamente para lograr un efecto uniforme. Por último, aplica el polvo compacto para controlar el brillo y fijar aún más el corrector y la base de maquillaje.
Una vez que hayas preparado la piel para ocultar las imperfecciones, finaliza el maquillaje de los ojos y los labios según tu preferencia.